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Ayuda, para qué? Yo puedo sola/o (III Parte)

En la primera parte decíamos que para nosotros tiene sentido aprender a gestionar las emociones que se experimentan cuando vivimos cambios y pérdidas en la vida por varias razones; y, explicábamos el por qué de la primera que es responder a una necesidad natural que tenemos como personas que es la conmemoración. Y la segunda que es restablecer el equilibrio entre lo que pensamos sentimos y hacemos.

En esta ocasión explicamos la tercera que es para no dejar de vivir al 100%,con un ejemplo en el caso de una persona que se aventuró a aprender .

Una mujer en sus cincuenta, ejecutiva durante 20, esposa y madre de 3 hijos, se encuentra un día sin su rutina laboral. Su vida le da un vuelco de 360°. Este cambio que conlleva varias pérdidas la hacen experimentar la ausencia de sentido que se instala como su fiel compañera. Empieza un camino tortuoso y difícil donde hasta levantarse es un esfuerzo para ella.

Su voluntad le ayuda a inscribirse y asistir a retiros espirituales, cursos de crecimiento personal que la alimentan pero después de un tiempo vuelve a la vivencia de la ausencia de sentido.

Asiste a un proceso para trabajar el duelo y con escepticismo decide comprometerse a vivirlo hasta el final. Para su sorpresa descubre que uno de sus grandes dolores había y seguía siendo la relación con su padre, fallecido varios años atrás quien se fue de la casa cuando ella tenía 3 años.

Hace su trabajo de duelo sobre esta relación. La ausencia de sentido desaparece y ella vuelve a florecer, el valor por la vida reaparece, la gratitud por lo que tiene en el día a día es ahora su compañera permanente. Continuó cultivando su mundo interior, explorando caminos y áreas donde se pudiera sentir productiva y después de un tiempo le ofrecieron un trabajo en donde ha podido aplicar todo lo que aprendió en este tiempo que para ella fue de “crisis”.

Lo que ella ha experimentado explica lo que Frankl plantea cuando dice que el ser humano mentalmente estable no aspira por naturaleza a la felicidad sino al sentido. La existencia propia se llena de significado y la vida merece la pena vivirla cuando hay una dedicación a algo fascinante, a un objetivo autoimpuesto, a una obra o a las personas queridas.

Esta mujer se autoimpuso un objetivo, emprendió la búsqueda en el interior de sí misma de una respuesta a su gran interrogante ¿Qué me motiva en la vida?

Se apoyó en una fuerza que fluye de adentro y que impulsa a la persona consciente o  inconscientemente a llegar a ser lo que es potencialmente.
Igualmente confió en su intuición al buscar personas que le acompañaron a re-descubrir sus dones y cualidades y a tomar cursos de crecimiento personal y el programa de recuperación de la pena emocional.

Como lo plantea PRH (Personalidad y Relaciones Humanas) la intuición ocupa un lugar primordial en el desarrollo de la persona, “…la docilidad a las intuiciones, a esas luces interiores,…son indicadoras de la ruta a seguir y conducen por caminos a veces desconocidos, que hacen salir de trayectos rutinarios y comprometen de manera creativa e innovadora”

Descubrir verdades en su historia le ayudaron a comprender y aceptar los sentimientos que se generan cuando reconocemos que distamos de ser perfectos. Como lo dice Marshall Rosember.

¿Tiene sentido afrontar las situaciones límite que la vida nos impone? Si la respuesta es sí, entonces tiene sentido elaborar los duelos.

Luz María Tavera

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