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Llegó Diciembre… y ahora qué voy a hacer??

Es tiempo de incertidumbre la cercanía a fechas especiales como el cumpleaños, aniversario, día de la madre, del padre y, por supuesto la navidad y el año nuevo…

Cuando hemos tenido una pérdida significativa de un ser querido o algo preciado, estas fechas producen incertidumbre y reactivan sentimientos y emociones de soledad, confusión y dolor.

Qué hacer entonces?

Por la educación recibida, el primer impulso que puede venir es aislarse; este impulso conlleva a alejarse de lo conocido y los conocidos y decidir “ausentarse” bien sea quedándose en casa o yéndose a otro lugar. Esta conducta con la idea y la esperanza de que así se sufre menos, solo está posponiendo la decisión de asumir el momento sin el ser querido que se tendrá que tomar para la siguiente navidad… y se están perdiendo oportunidades preciosas para hablar de esa persona, de compartir lo que esa persona significa y significó para todos, de hacer consciente el legado que ha dejado.

Martha nos relata así su sentir “cuando se murió mi hijo yo dije que no quería hacer nada, de por sí la navidad para mí nunca ha sido una fecha tan importante como para los demás, y sin él yo no quería ni árbol, ni luces ni nada”

De esta manera, los familiares y conocidos ejercen presión sobre el doliente y le convencen de participar en las celebraciones. Cuando lo hacen para complacer la vivencia es aún peor porque se le suma al dolor de la pérdida el malestar de la incomprensión del sentir…

La invitación que hacemos es que haya celebración, siempre y cuando tenga sentido para la persona y para la familia que ha vivido la pérdida. Por lo tanto, es posible que haya que construir un nuevo tipo de celebración, uno que para todos tenga sentido…

“Mi nieto preguntaba que por qué en mi casa no había nada, que él no quería venir porque la casa no tenía ninguna decoración navideña que la alegrara y, por él, dije que sí nos reuniéramos pero que decoración no iba a poner” agrega Martha en su compartir. El amor por su nieto la invitó a salir del aislamiento, encontró algo que le llamó la atención y la haló a actuar de otra manera. No la estaba obligando, ella libremente asumió la decisión de compartir.

“Cuando murió mi mamita todos en la casa dijimos que íbamos a seguir reuniéndonos para celebrar la navidad como lo hacíamos con ella, como gesto de nuestro amor hacia ella. Estuvimos de acuerdo y así lo hemos hecho” nos comparte María Teresa.

De eso se trata, “el sentido de la vida tiene que ver con la vida y no con su pérdida o con lo que la dañe… para que tenga sentido se debe percibir con todo el ser, resonar afectivamente dando coherencia, unidad, integración, dirección hacia una meta que hala e invita, que atrae”. Colectivo Aquí y Ahora: Programa Consentidos

Luz María Tavera

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